Rumbo a primer grado

Creo que tal vez, sólo tal vez, esta sea la escuela adecuada para mí.

Estoy ansioso por empezar mi nuevo colegio. Creo que tiene todo lo que necesito.

Estas dos frases las soltó Iván el día que conoció la escuela primaria que elegimos para él con su papá. Así crece y así nos hace crecer a nosotros. Con respeto, ilusión, imaginación, pero también con dudas, preguntas, perplejidad, incertidumbre.

Defenderlo ante una maestra y una psicopedagoga que desde el "jardín maternal" al que asiste desde sus tres años y al que van bebes casi recién nacidos, porque censuraron su idea de dibujar una teta para la cartelera del día del niño. Preocupación, de parte de ellas, porque lo iban a ver los más chiquitos y los papás y la brillante justificación (?) de Iván, al decirles "Justamente, si la teta es amorosa, suave, alimenticia...". No tuve más que sostener su tesis, justa, sincera, visceral...

Sin embargo, la percepción de discordia entre hogar y sociedad, la disociación inevitable entre lo que vemos y hacemos bajo nuestro techo y lo que espera allá afuera, sofoca de a ratos un poquito.

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